El asalto al Tajo

Los municipios a lo largo del curso medio del río Tajo se movilizan. Hay concentraciones en un puente de Toledo, una caravana de coches «abraza los pantanos» y varias docenas de alcaldes enviaron una carta de protesta al gobierno en Madrid. El Tajo, el río más largo de la Península Ibérica, se ve amenazado por la escasez de agua. Y no porque ha llovido poco, sino porque las autoridades malgastan el agua del río.

Trasvasan inmensas cantidades desde los embalses de Entrepeñas y Buendía en la cabecera del Tajo hacia el río Segura y desde allí a la región mediterránea de Murcia donde sirve para el regadío de las plantaciones de cítricos y los invernaderos que suministran hortalizas a toda Europa. Mientras tanto el Tajo se queda cada vez más seco. Las algas crecen y en las orillas de Toledo y Talavera de la Reina los peces muertos son la imagen habitual que ofrece el río.

Milagros Tolón, alcaldesa de Toledo, pide al Gobierno central que finalice el «saqueo del río Tajo porque se pone en peligro el futuro de todos estos municipios». Ella es una de las portavoces de más de 30 municipios ribereños que escribieron al gobierno en Madrid. Toledo es Patrimonio de la Humanidad. Un río con algas y apenas caudal no es un buen reclamo para el turismo.

En los últimos dos años se autorizaron 22 trasvases, el más reciénte el día 8 de mayo del 2017. Aquella vez fueron 7,5 hectómetros cúbicos que se mandaron para Murcia. Atrás han quedado dos pantanos vacíos. Entrepeñas tiene el 16 por ciento del total, Buendía el 14 por ciento. El turismo de verano en la región pertenece al pasado. Y probablemente, este verano los municipios entre los dos pantanos van a necesitar camiones cisternas para el agua potable. Lo que queda en los embalses son, sobre todo, lodos.

«La causa de este problema es el regadío», dice Rosa Prieto, portavoz de la plataforma ‘Río Tajo vivo’ . Con solo el 15 por ciento del agua que tiene la región de Murcia como propio se puede abastecer toda la población – turistas incluidos. «El resto del agua y todo el trasvase es para la agricultura», dice Prieto. Enseña un documento del sindicato de regantes murcianos, donde con orgullo explican que ya hasta en las laderas de las montañas hay terrazas con plantaciones.

El canal para el trasvase Tajo – Segura tiene un total de 286 kilómetros de longitud y data de la década de los 1970. Desde entonces los agricultores de Murcia han ampliado constantemente la superficie de regadío. Debido a la bajada de los precios de frutas y hortalizas cada vez hace falta más terreno para poder vivir de ello. Al mismo tiempo, las precipitaciones han diminuido. «La Región de Murcia devora lo que reciba», dice Prieto.

El gobierno central en Madrid, que en aquel momento al igual que el de Murcia y de Castilla – La Mancha está en manos del Partido Popular (PP), estableció unas normas nuevas en el 2014. En vez de un caudal biológico 15 metros cúbicos por segundo en Talavera de la Reina, ya solo fluyen 10 metros cúbicos. No es suficiente para un río vivo y sano.

A falta de aguas limpias de la cabecera, el Tajo está cada vez más contaminado. La Comunidad de Madrid con sus seis millones de habitantes está situada en varias afluentes del río. Esto contamina a pesar de las depuradoras. Uno de los problemas son químicos que provienen de los medicamentos que toma la gente.

Además, a falta de agua en la cabecera del Tajo, Madrid se abastece del Alberche, que por eso llega casi vacío a la desembocadura al Tajo cerca de Talavera de la Reina. Esta ciudad, con sus 84.000 habitantes a una hora de Madrid sufre estos días una plaga de mosquitos, debido a la poca corriente del río Tajo.

«No existen razones objetivas para entender esta actuación, a no ser que respondan a intereses políticos y económicos», denunció el secretario general deAsaja, la asociación agrícola en la región, José María Fresneda. Los agricultores de todo el curso medio del Tajo exigen desde hace años en vano que el agua se quede en la región y que se desarrolle un plan de regadío a lo largo del río. No les escuchan.

Agricultores y ecologistas en el valle del Tajo hablan de una  «nueva cultura del agua». «Se debe desarrollar una región con los recursos propios de esta región», explica Prieto./Foto: Pantano Entrepeñas – Río Tajo Vivo