Granadilla – el pueblo abandonado

El pueblo extremeño Granadilla en la provincia de Cáceres tiene una historia movida. En la edad media lo fundó el rey Fernando II. Está sitiado al sur de la Sierra de Gredos. Está rodeado por una muralla bien conservada. Un castillo domina la entrada. El pueblo fue nombrado Granadilla, pequeña Granada. Esta fruta es simbolo de la prosperidad.

En los años 50 llegó – después de casi 800  de historia – llegó el fin en forma de un proyecto de la dictadura de Franco. Decidieron transformar los valles en los alrededores en un gigantesco embalse, el Gabriel y Galán.

Todo la región fue expropiada. Los olivares y pastos, que hasta entonces garantizaron la vida de la población se perdieron bajo las aguas. Los olivos que estaban en la colina murieron por el exceso de riego. Solo algunos fueron trasplantados a otros pueblos.

Las vías de acceso se hundieron también. Lo que hasta entonces era uno de los lugares más importantes de la región, cayó en la pobreza. La gente abandonó poco a poco el lugar. Los El edificios empezaron a caerse.

No fue hasta mediados de los años 60, que las autoridades volvieran a fijarse en el pueblo. Restauraron los edificios principales. Desde los 80 cada verano las calles de Granadilla se llenan otra vez con vida. Es un lugar para encuentros de jóvenes y campamentos para seguir restaurando el pueblo.

Granadilla es uno de los mejores ejemplos de lo que era un asentamiento en la edad media. Dentro de la muralla están los edificios residenciales y establos, con sus jardines con olivos, higueras y granados.

Cada año, el día de Todos los Santos, las familias de los antiguos residentes se reúnen en Granadilla. Visitan el cementerio y la conmemora de sus ancestros con una gran fiesta. Los alrededores se llena de barbacoas para carne y castañas.